Si tenemos pensado viajar a Dublín o quizá a Belfast y además vamos a disfrutar de varios días de viaje podemos optar por recorre un lugar que nos dejará con un buen sabor de boca. Se trata de Carlingford, a tan sólo una hora de coche de las dos ciudades más importantes de Irlanda.
Este precioso enclave fue galardonado con el premio del Destino Europeo por excelencia en Irlanda en 2008 y podemos adelantar que cuenta con un encanto incomparable debido a que es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Irlanda.
El paisaje no podría ser mejor, imaginaos andando por unas callejuelas al más puro estilo medieval con las majestuosas montañas de Slieve Foye y Mourne de fondo. Una belleza tanto arquitectónica como paisajística que convoca a miles de turistas a lo largo del año.
Son muchas las leyendas que envuelven delicadamente cada uno de los monumentos que Carlingford ofrece a sus turistas. Monumentos como el King John’s Castle, el castillo que domina el lago y el puerto de la ciudad, y que vigila desde las alturas cada pequeño movimiento de los viandantes; el Thoslel que no es más que una de las puertas que daban paso a la ciudad y que por tanto funcionaban como lugar de peaje para las mercancías que entraban en Carlingford; o La Casa de la Moneda, un excelente ejemplo de las casas construidas por las personas más adineradas de la región, ya que eran los únicos que podían permitirse el lujo de edificar en piedra maciza.
No obstante, cada rincón de la ciudad tiene algo que ofrecer al turista. Escenas típicas del pueblo irlandés que podremos descubrir en cada una de sus empedradas calles.
Además, como buenos irlandeses, en Carlingford encontraremos una amplia variedad de bares en los que poder degustar tanto buena comida, música y por supuesto pintas de la mejor cerveza del país. Un plan cultural con un climax de ocio insuperable.
Foto vía: fertxu.wordpress.com