Wicklow, el lago de cerveza
Queridos compañeros de viaje, llegamos hoy hasta Wicklow, una pequeña ciudad que se encuentra a sólo una hora al sur de Dublín. A pesar de ser pequeñita os puedo asegurar que es una ciudad muy hermosa. Tiene su historia porque fue aquí donde se rodó la película Postdata: te amo, la versión del libro del mismo nombre de Cecilia Ahern (os recomiendo tanto el libro como la película).
Wicklow fue también la ciudad que acogió por última vez al genial escritor irlandés James Joyce, con lo que la fama literaria parecía que venía predestinada desde hace años. La primera visita a la ciudad la hacemos a Sandy Cove, una bonita franja de mar que en verano se inunda de turistas, según nos dicen las amables gentes que pasean por aquí, agarrando su sombrero del fuerte viento que tiene por costumbre soplar por la zona.
Aquí cerca hay un hermoso lago, el Guiness (su nombre no es porque sea un lago de cerveza, que más hubiese querido yo), con un hermoso mirador sobre las colinas. Aunque su color oscuro, como nos vuelven a decir los habitantes de Wicklow, nos recuerda precisamente a la cerveza (¿alguien lo ha probado alguna vez a ver si no es de cerveza?).
Caminar alrededor del lago escuchando las historias de los lugareños, siempre que llevéis intérprete con vosotros o conozcáis el idioma, es fantástico. Cuenta la leyenda que el lago no es más profundo porque a las mujeres de la Edad Media se les recomendaba para el embarazo beber directamente de él porque sus aguas son ricas en hierro…
Nuestra visita continúa en el monasterio de Glendalough, un refugio para todas aquellas personas que buscaban la paz y la tranquilidad, el misticismo de un lugar espiritual, enriquecido por el paisaje y el silencio. Los paseos en torno al monasterio son de lo más relajante. Si habéis visto las películas del Señor de los Anillos os haréis una ligera idea de lo que podemos ver aquí.
En Glendalough hay dos lagos y es un lugar muy tranquilo. Grandes muros de piedra parecen separar esta región del resto del mundo. No se oye absolutamente nada. Un cementerio con tumbas muy antiguas lo hace aún más escalofriante. La mayoría de las lápidas se remontan al siglo XVIII.
Si queréis un día relajante, vivir una sensación puramente irlandesa, acercaros a Wicklow. La amabilidad de sus gentes y la maravilla de sus colores os deslumbrará.

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