Dundalk, la ciudad del siglo XIX irlandés
Situada casi exactamente a medio camino entre Belfast y Dublín, Dundalk es un lugar ideal para visitar si estamos en alguna de las dos grandes ciudades irlandesas. Además se trata de un lugar perfecto para iniciar una visita a las zonas de South Armagh y Monaghan, justo a la entrada de la hermosa península de Cooley.
Realmente es bueno aprovechar ya que esta zona no suele estar llena de turistas. Así que es un buen lugar para aquellos que queráis contemplar un hermoso lugar de Irlanda, alejado de las grandes multitudes. Dundalk tiene una gran cantidad de bares, restaurantes y hoteles, que son incluso menos caros que en otras zonas más turísticas. Además, la ciudad está muy bien comunicada por carretera y ferrocarril tanto con Dublín como con Belfast, lo suficientemente cerca para hacer una excursión de un día.
También, como os decíamos antes, es un lugar muy cercano a la península de Cooley y las Montañas de Mourne, destinos turísticos muy conocidos y populares en Irlanda por su notable belleza.
Si bien no existen grandes monumentos de interés en Dundalk, pasear por ella es muy gratificante, aunque sólo sea por admirar la arquitectura del siglo XIX de muchos de sus edificios públicos, en particular, el Ayuntamiento, la estación de Garda, la Iglesia de San Nicolás y el Parlamento, con sus finas columnas dóricas de piedra.
Saint Clanbassil es otro de los grandes edificios de Dundalk, en cuyas plantas superiores se sitúa hoy una tienda de deportes. Desgraciadamente, ya no es lo que era. Menos turístico, pero curioso, es el aerogenerador de 60 metros de alto que domina el horizonte de la ciudad y que suministra de energía toda la zona. Construido después de mucha controversia, se trata de la primera turbina urbana de Irlanda. Tiene una extraña belleza, y ver mover sus brazos resulta cuanto menos curioso.
Century Bar, construido para conmemorar el inicio del siglo XX, es un exhuberante edificio de estilo Art Deco, ideal para disfrutar de una buena pinta de cerveza Harp, cerveza local de Dundalk. Desgraciadamente, en los últimos años la fábrica productora de esta cerveza ha cerrado, poniendo fin a una tradición local que se remontaba a siglos de historia.

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Dundalk no me parece interesante.