Los castillos, uno de los atractivos de Irlanda
En Irlanda, al igual que en el resto del Reino Unido, son numerosos los castillos que, a día de hoy, se mantienen en pie. Unos han sobrevivido durante siglos y ya forman parte del paisaje más típico de la Isla Esmeralda; otros han corrido peor suerte y apenas quedan visibles los restos de lo que fueran antaño.
Y es que son muchos los edificios amurallados que durante años y años se construyeron en tierras irlandesas. Sin embargo, llama la atención que buena parte de ellos han ido perdiendo el esplendor de antaño.
Esta circunstancia no deja de ser curiosa, pero tiene una explicación lógica, ya que se construyeron por motivos económicos. Tal como lo leéis. En época del rey Eduardo VI el monarca prometía que donaría 10 libras a todo el que construyera un castillo. De este modo pretendía incrementar la existencia de este tipo de edificaciones, no porque quisiera que su país fuera una isla repleta de castillos tal y como la conocemos ahora, sino para reforzar las fronteras de su reino.
Esta es la explicación que se da a que haya tantos castillos en Irlanda, pero para lo que no hay justificación posible es para saber por qué son escenario de todo tipo de secretos, traiciones y asesinatos. En este sentido cabe destacar el Castillo Leap, ubicado a unas cincuenta millas al suroeste de Trim, en el pueblo de Clareen. Según se dice es la instalación más fantasmal de cuantas existen de estas características.
Cerca se encuentra el Castillo Birr, el que fuera la sede de los O’Carrolls, y que actualmente cuenta con unos espectaculares jardines y un telescopio que fue construido en 1825. Sin embargo, uno de los más visitados es el Blarney, donde más que el edificio en si lo más llamativa es la piedra del mismo nombre. Dice la leyenda que si se quiere obtener el don de la elocuencia hay que besarla. El único problema es que para conseguir hacerlo hay que mantener una postura algo incómoda, echándose en el suelo e inclinándose hacia atrás sobre el vacío para poder tocar con los labios el mítico pedrusco. Ante la afluencia de visitantes hay unas barras salvavidas en las que uno puede sujetarse, aunque antes era un verdadero peligro.
El más grande de todos los castillos irlandeses es el de Trim y llegó a ser el más importante del país durante siglos porque se decía que era infranqueable por los enemigos. El que intentaba traspasar sus puertas era recibido con agua hirviendo, alquitrán y una lluvia de flechas, piedras y otras armas.
Foto Vía Brosner

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