Los vikingos en Irlanda

Vikingos

A finales del siglo VIII comienzan las incursiones vikingas sobre el norte de Europa, siendo los monasterios sus principales objetivos, por lo que muchos de estos lugares fueron dotados posteriormente de altas torres de vigilancia. Pero tras cuatro décadas de rápidos saqueos, en el 830 los vikingos deciden instalarse en Irlanda, principalmente en lo que hoy es la ciudad de Dublín (entonces Dubh Linn). Más tarde, en el año 914 llega una nueva oleada vikinga que ocupa Munster y Leinster, además de derrotar en combate a Ui Neills y sus principales aliados. Aparte de estos lugares, otros asentamientos de importancia fueron Limerick, Wexford y Waterford.

La ciudad de Limerick, fundada también por los vikingos es conquistada por Brian Boru, entonces monarca de Munster y lo mismo ocurre con Dublín en el 980 después de que Mael Sechnal sea coronado rey de Tara. Ambos reyes terminan luchando por la conquista del país, y es Mael quien vence a Brian en el año 1002. En el año 1011 se convierte en el primero de los grandes monarcas de Irlanda pero este reinado será fugaz, ya que una alianza de Mael Morda con los vikingos les lleva a enfrentarse en la Batalla de Clontarf, de la que ninguno de los dos saldrá con vida.

Tras este conflicto, Irlanda vuelve a su anterior condición de tierra dividida en pequeños reinos, y pese a que los vikingos ya no resultan tan devastadores como antaño, sí que se han hecho un lugar en las ciudades de Dublin, Waterford, Limerick, Wexford y Cork, fusionándose con la población irlandesa.

Mael Seichnall continúa la regencia de Tara hasta el año 1022, hasta que nada menos que ocho reyes se alzan para reclamar su trono, tres de la dinastía de Brian Boru, dos de la O´Connor, dos de la Ui Neills y por último Dermot MacMurrough, monarca de Leinster.

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